Para finalizar con el taller: La Poesía de Eugenio Montejo, los estudiantes de Comunicación Social de primer año de la Universidad de Los Andes, Núcleo Universitario "Rafael Rangel" elaboraron, en la mañana de hoy, una serie de collages alusivos a la obra poética de Eugenio Montejo, como un humilde homenaje a este ilustre poeta venezolano.
Para elaborar este collage cada estudiante debía escoger un poema de la prolífica obra de Eugenio Montejo y plasmarlo en él, usando su máxima creatividad e inventiva, para así lograr no sólo una somera descripción literal de lo expresado sino una verdadera internalización, análisis y simbiosis perfecta del poema con el significado puramente personal que cada uno de ellos le dará a su trabajo.
En mi caso personal, el poema que escogí se llama La Casa, poema lleno de excelsa belleza, con simbolismos que aluden, evidentemente, a la maternidad, la creación, la divinización de la mujer como medio procreador de poesía y belleza y como la casa en la que se guarda no sólo la obra del poeta en sí, sino el más maravilloso milagro, que es dar vida.
Cada quien le dará su propia interpretación, pues eso es lo sublime de la poesía, la posibilidad casi mágica de que, en un solo poema, puedan existir una multiplicidad de significados y sentimientos tan distintos los unos de los otros.
Para terminar les dejo el poema, me gustaria que me hicieran llegar sus comentarios acerca de los diversos significados que puedan encontrar e inferir en él, es bueno siempre aprender de los demás.
En los próximos días, y cuando logre sacarlo del "escondite" donde lo dejé, por motivos de manifestaciones, les mostraré mi collage, agradeciendo sus comentarios.
La casa
En la mujer, en lo profundo de su cuerpo
se construye la casa,
entre murmullos y silencios.
Hay que acarrear sombras de piedras,
leves andamios,
imitar a las aves.
Especialmente cuando duerme
y en el sueño sonríe
—nivelar hasta el fondo
no despertarla;
seguir el declive de sus formas
los movimientos de sus manos.
Sobre las dunas que cubren su sueño
en convulso paisaje,
hay que elevar altas paredes,
fundar contra la lluvia, contra el viento,
años y años.
Un ademán a veces fija un muro,
de algún susurro nace una ventana,
desmontamos errantes a la puerta y atamos el caballo.
Al fondo de su cuerpo la casa nos espera
y la mesa servida con las palabras limpias
para vivir, tal vez para morir,
ya no sabemos,
porque al entrar nunca se sale.
Eugenio Montejo
2 comentarios:
Tienes mucha razón, es un poema muy hermoso... dió tu en el clavo!!!!!!
jeje gracias linda, gracias por ser tan consecuente con mi humilde blog... la verdad ese poema me enamoro desde el primer momento, es casi magico...
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