Y en la tierra lloré,
vertiendo lágrimas de sangre
sobre mi pueblo.
Cenizas, palomas al vuelo
y leones guardando
esa tierra de hierba seca
y podredumbre, de olores
finos y tacto frío.
¡Ríos, inunden los adoquines de asfalto,
penetren la densa niebla del monte,
rompan la monotonía del caos!.
Romina...